Niños policías, realidad en una comunidad de Guerrero
Los menores se encargan de
la seguridad, junto con los adultos, en su pueblo.
EFE
Ciudad de México (Lunes 27 Enero 2020).- En
manos de niños y adolescentes las armas y los fusiles normalmente son de
mentira y sirven para jugar. No así en la comunidad de Alcozacán, en el
municipio de Chilapa de Álvarez del estado de Guerrero, donde ahora los menores
se han armado para proteger la comunidad.
Con
armas bajo custodia, uniformados con una camiseta de la Policía comunitaria, cubiertos
del rostro y un miedo que se refleja en su mirada, los menores se encargan de
la seguridad, junto con los adultos, en su pueblo.
En
los últimos días el nombre de la comunidad de Alcozacán ha dado la vuelta al
mundo luego de que niños entre 8 y 14 años fueron presentados a mitad de la
semana pasada como policías comunitarios.
Para
combatir a grupos violentos que azotan a su comunidad y a otras de la región,
la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores
(CRAC-PF) ha "reclutado y entrenado", si caben los términos, a los
menores para que ayuden en labores de seguridad.
Días
antes de que presentaran a los menores como policías comunitarios, un grupo
armado acabó con la vida de diez músicos indígenas en esa misma región.
El
municipio, conocido como la Puerta de la Montaña, se caracteriza por su
población de artesanos, además de ser un pueblo de usos y costumbres, donde la
CRAC-PF está considerada como la Policía y la autoridad del lugar, así como de
otras 16 comunidades nahuas, pero ahora ha saltado a la fama por sus
niños-policías "Se prepara (entrena) a estos niños para que, por lo menos,
puedan defender a su mamá o a sus hermanitas (de un posible ataque)", dijo
a Efe el fundador de la Policía comunitaria de la región montaña baja,
Bernardino Sánchez.
Ante
la creciente repetición de hechos violentos en la región, a la CRAC-PF no le ha
quedado otra opción que "enlistar" a los menores.
Si
para los adultos de la comunidad ser parte de la Policía comunitaria es motivo
de orgullo, para los pequeños es una enorme responsabilidad y al mismo tiempo
una posibilidad de sobrevivencia, ya que la única opción que tienen es
integrarse a la Policía para defenderse y defender a su pueblo de grupos
violentos.
Jaime,
un niño de 13 años que hace tres meses comenzó con los entrenamientos junto con
sus hermanos, pretende proteger su territorio y a pesar de su corta edad, se
expresa con cierta madurez al valorar su vida.
"Me
siento algo seguro, sí siento un poco de miedo porque el cargar un arma es una
responsabilidad grande", dijo a Efe al tiempo que recordó que esta
actividad es una de las maneras más comunes en su localidad de poner su vida en
riesgo.
En
el mismo caso está Alexander, un chico que en comparación de Jaime, "ya se
armó de valor" y lo único que le importa es proteger su pueblo. En ambos
casos nadie obligó a los menores a ser parte de la Policía, ellos decidieron
enlistarse.
"Platiqué
con mis papás, porque no querían y ya después se animaron, dijeron que sí y ya
comencé a entrenar; yo con esta, y señala su arma, me puedo defender de
cualquier peligro que haya", dice convencido.
Estos
niños tenían como sueño en común llegar a ser maestros, pero la violenta
realidad de la región que habitan los alcanzó y ahora para ellos lo único que
les queda es dedicarse a trabajar el campo y ser integrantes de la CRAC-PF.
"Prefiero
traer un arma para que me pueda yo defender porque con el cuaderno no se puede,
solo sirve para escribir", dijo con voz firme Alexander.
Según
un informe de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) dado a
conocer a inicios de enero, en México mueren al día en promedio 3.6 niños y
adolescentes por causas vinculadas a la violencia.
En
su informe anual 2019 "Infancia y Adolescencia en México, entre la
invisibilidad y violencia", la Red publicó que desde el año 2000 y al
cierre de 2019 la violencia ha alcanzado a cerca de 21,000 niños y jóvenes
víctimas de homicidio doloso y más de 7,000 casos de niños desaparecidos.
A
pesar de que esta comunidad forma parte de los 81 municipios que están dentro
de estadio de Guerrero, las oportunidades con las que cuenta para salir
adelante no existen ya que la educación es un privilegio que ellos no tienen.
Aunque
pareciera ser un oficio que se transmite de generación en generación, los
padres de los ahora niños policías querían un mejor futuro para ellos y no el
que ahora les va a tocar vivir.
"Están
ahí porque no nos queda de otra, nosotros les damos consejos para que sepan
distinguir a la delincuencia; ellos ven que cualquier hombre portar un arma y
piensan que son iguales pero para nosotros no", dijo Antonio Toribio, papá
de dos integrantes, de 9 y 12 años, respectivamente.
Según
explicaron a Efe, el reclutamiento consta de tres fases. En la primera se les
adiestra con una imitación de las armas fabricadas con madera y en el caso de
los niños más pequeños, su "arma" llega a ser de su misma altura.
La
segunda es el patrullaje por las calles del pueblo, el cual consiste en vigilar
cada una de las calles para salvaguardar la integridad de sus familias y la
tercera y última fase es convertirse en policía comunitario de la CRAC-PF.
A
pesar de que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) expresó
su rechazo al reclutamiento de niños y adolescentes por parte de grupos u
organizaciones armadas, los comunitarios consideran que esto es una especie de
aprendizaje para los niños, que les permite prepararse.
Esto es para que cuando sean grandes no sean delincuentes sino que sepan para que sirven las armas y sepan respetar al prójimo, a sus compañeros, porque se les enseña que las armas no son para amenazar, no es para intimidar, son para respetar la vida
Guerrero
es uno de los estados más pobres y violentos de México.
Según
datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública,
México registró 34,582 asesinatos en 2019 y 1,875 de estos homicidios tuvieron
lugar en Guerrero.
Hora de publicación: 11:00 hrs